Hace 16 años, salí de casa a comerme la vida, a dejarme retar y a llenarme. Yo siempre fui de echar p’alante y subirme las mangas hasta los codos, con coraje.Madre, la que me esperaba; la de vueltas y callejones que he ido sorteando… hasta que los baches casi se han cargado mi suspensión.
Con la boca pequeña, el puño entrecerrado y tragando el susto, aún me dejo llevar más de lo que debería: yo es que veo una luz y allá que me tiro.
Menos mal que cuando no se abre el paracaídas, acaba llegando un coche con primeros auxilios.
Tengo pequeñas cicatrices pero ya no duelen a vuestro lado. Tengo más arrugas pero es que aquí no me canso de ser libre y reír a carcajadas.
Gracias por las tiritas y los arrumacos.